Cuba

1 DE ENERO

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PASADAS LAS FIESTAS Y YA INSTALADA, POR FIN, EN EL PRIMER DÍA DE OTRO AÑO, NO DEJO DE PENSAR AMOROSAMENTE EN MI FAMILIA CUBANA Y SU LUCHA… Y VAN 63… Y SIGUE SIENDO JOVEN…

(Foto. Una precaria imagen que tomé de la silueta de La Habana al atardecer)

RECUERDOS DE LA OBRA «BOLA DE NIEVE»

CHOCOLATE… JAZMÍN

MULATO: JAZMÍN… JARDÍN, REFUGIO Y MADRIGUERA DE TU SEXO, MÁS BLANCO QUE UNA HOGUERA.

BLANCA: TÚ MÁS MARRÓN QUE EL RÍO DE LA PLATA, CHOCOLATE DEL AGUA QUE ME MATA.

MULATO: BLANCA COMO MI ORGULLO Y MI RETIRO, BLANCA COMO MI SOMBRA Y MI SUSPIRO.

RECUERDOS DEL NEGRO FONTANARROSA

INVITADO ESPECIAL: TUTE
SÁBADO 5/12 EN RADIO 10

EN ROSARIO, BUENOS AIRES O LA HABANA
LA AMISTAD SIEMPRE…

«MEJOR HABLAR»- ESTE SÁBADO ENTRO a las 19 HS
MENSAJES: +54 9 11 5005 0710

FOTO: Con el Negro en los jardines del Hotel Nacional de La Habana.

56 DÍAS DE CUARENTENA

Y RAQUEL VILLA FERNÁNDEZ ME DIÓ MI NOCHE AFORTUNADA

Anoche me llamó desde La Habana, Raquel Villa Fernández. Yo había hablado con ella en marzo pasado pues cumplió 90 años y le prometí que volveríamos a vernos en este mundo: «apúrate a visitar a tu mamacita cubana si no deberemos encontrarnos en el otro barrio.«

Me sentí la mujer más afortunada del mundo por amar a Raquel, la queridísima hermana menor de Ignacio Villa Fernández conocido mundialmente como Bola de Nieve.

Si ustedes lo buscan y lo escuchan comprenderán mi entusiasmo y mi lealtad por ese grandioso artista.
Lean el detalle de estas fotos que comparto.

 


El día que conocí a Raquel Villa Fernández en La Habana en 1996.

Fue en el apartamento donde vivió su hermano Ignacio, Bola de Nieve, frente al zoológico en medio de una tormenta tropical plena de rayos y truenos. Changó, el dios del rayo y el trueno se hizo presente para nuestra felicidad y selló nuestra amistad.

 

La última vez que nos abrazamos y paseamos por La Habana.

Tomamos un café en un centro de exposiciones artísticas. Aquí la ven a mi amiga en un trabajo hecho con cafeteras viejas. Le prometí trabajar duro para volver, espero lograrlo.

 

Esta composición fue creada por Annemarie Henrich y su hija Alicia Sanguinetti.

Annemarie fue amiga de Bola de Nieve y tomó esa foto en los años 40′ en Buenos Aires. Cuando yo hice el espectáculo que llevaba el nombre del músico, ella me propuso hacer una foto semejante para publicidad… genia, la fotógrafa más genial de nuestra historia y persona maravillosa y cercana.

+INFO: Presione la imagen

«MÉDICOS Y NO BOMBAS», CUBA ES SOLIDARIDAD

«PARA SER MÉDICO SE REQUIERE UNA SENSIBILIDAD EXQUISITA; UNA GRAN CALIDAD HUMANA Y UNA MORAL A TODA PRUEBA»
Así se expresó el Presidente de Cuba Fidel Castro cuando creó el Contingente Internacional de Médicos.
Italia acaba de recibir con los brazos abiertos y profunda emoción a los 52 especialistas, médicos, virólogos y enfermeras, que llegaron a Lombardía.
Y los que conocemos el esfuerzo del pueblo cubano por sostenerse en medio de un bloqueo de medio siglo y que, aún con esas dificultades, estudian, se forman y mantienen el espíritu solidario e internacionalista, sentimos un hondo orgullo por ellos.
Ustedes se preguntarán por qué esa imagen de Antonio Gades que me sorprendió en un muro de La Habana… el gran bailaor, en uno de nuestros encuentros en Baires, me contó que se había hecho intervenir quirurgicamente en la isla por consejo de su propio médico español, conocedor de la sabiduría de la medicina cubana.
«SER INTERNACIONALISTA ES SALDAR NUESTRA PROPIA DEUDA CON LA HUMANIDAD»

Me enorgullecieron estas imágenes que aparecieron en mi compu: los médicos cubanos llegando a Italia. ¡Gracias Cuba Solidaria!

 

Mural de Antonio Gades en La Habana.

 


Me sorprendió encontrar este mural en una esquina del centro de La Habana.

LA REVOLUCIÓN CUBANA AYER CUMPLIÓ 61 AÑOS, ¡Y HOY RENUEVO MI ORGULLO POR LAS LUCHAS Y LAS BELLEZAS DE ESE PUEBLO!

Les cuento el motivo de mi emoción. Hoy recibí noticias de SANDRA BORGES LUGO, una artista que fue una niñita a quien amé desde que la conocí en La Habana… era un derroche de gracia y alegría. Y era el orgullo de su abuela Mercedes y de su papá Luis. Había comenzado a estudiar violín desde muy chiquitita en la escuela… ya saben ustedes la importancia que da el gobierno de Cuba al arte y las ciencias…

Mimé a Sandrita en mi casa de Buenos Aires cuando ella pudo hacer algún viaje. La recuerdo pequeña antes de dormirse y a mí poniéndole manteca de cacao en su boca «bembona» para que no se le resecaran los labios y pasándole crema por los brazos y las piernitas para que esa piel se transformara en puro charol y quedara suave como la seda…

Y también recuerdo una noche en que se quedó mirándome muy seria y me preguntó: «¿No te da un poco de penita tener ese color blanquito en tu piel?» y yo, en medio de una carcajada, le dije: «No seas mala conmigo… claro que me da pena ser color yogurt» jajajaja!

Y me vacilaba poniendo su color junto al mío para volver a decirme; «Pobrecita tú»…y estallábamos en risas.

Pues he aquí que Sandra, la hija del talentosísimo Luis Lugo con quien hicimos el espectáculo Bola de Nieve, es una eximia violinista que vive entre Suiza y Francia y triunfa en los grandes teatros de Europa.

SALUD, SANDRITA BELLA… SALUD A TU TALENTO…
¡SALUD A LA TIERRA QUE TE VIÓ NACER!

 

Sandra Borges Lugo, violinista cubana.

 

Mimando a Sandrita en La Habana.

 

Sandra y su abuela Mercedes quien me enseñó muchos secretos yorubas.

 

Sandra con su papá Luis Lugo en los tiempos que ensayábamos «Bola de Nieve» y él nos asombraba con sus conciertos.

 

OLVIDAR EN AGUA, SANAR EN AGUA. ¡MAR HAZME SENTIR MÁS BLANDA!

Nací en la llanura pampeana sin mar ni ríos y, como cualquier niña, me sentí atraída por los reinos secretos del agua. La primer imagen labrada en los primeros años de vida fue una estruendosa y gigantesca masa de agua cayendo en la usina del pueblo que me produjo una mezcla de vértigo y temor. Después disfruté del agua serena en las tardes de verano cuando baldeábamos el patio o la vereda, y también de las incesantes y ruidosas goteras cayendo en las ollas en nuestra habitación durante una tempestad. No mucho más, ni siquiera tenía bañera la casa de mis abuelos maternos donde nací, aunque recuerdo algunos juegos muy poco espaciosos en el fuentón de lata donde mi madre nos bañaba.

Nadie me habló del mar y mi abuelo murió muy anciano sin conocerlo. «No siento curiosidad» dijo. Tal vez el destino quiso compensar con el otro abuelo, el paterno, que cruzó el Océano desde Torino a principios del siglo pasado.

Nos conocimos, finalmente el mar y yo, cuando era adolescente y no fue una gran sorpresa… lo había visto en demasiadas películas.

El asombro y el impacto llegaron fortuitamente un verano en Punta del Este. Me habían contratado para cantar en La Fusa de la Parada 10 y la ciudad no era en el 72 lo que es ahora. No había rascacielos, las playas eran solitarias y éramos un pequeño grupo de artistas los que allí trabajábamos entonces: Horacio Molina, Les Luthiers, Marikena Monti y Mercedes Sosa, con quién realizábamos largas caminatas lejos del mar, «este aire te come la voz, no debemos estar cerca de él», me decía.

Y fue entonces cuando Carlos Núñez me enseñó a bucear y me inoculó para siempre la ansiedad por sumergirme y espiar ese mundo de aguas vivas y lobos, de cangrejos y delfines, de pulpos y caballitos de mar.

Mi trabajo me llevó al Caribe o al Mediterráneo varias veces y siempre me arrulló la ilusión de reencontrarme con este elemento que le es asignado a una canceriana de ley.

Ahora veo a mi nieto perderse en la inmensidad de sus playas y le deseo a su vida los más bellos descubrimientos, mojados con la más intensa solidaridad por la naturaleza y los seres humanos.

¿Se acordarán de mí los pececitos que amé?

 

Pronta a visitar la cadena de corales en la isla de Cayo Largo en Cuba.

 

Nadando con delfines en las Islas del Rosario, a dos horas de lancha de Cartagena de Indias.

 

Mi nieto se pierde en la inmensidad de una playa.

ERNESTO CHE GUEVARA, 14 de JUNIO de 1928

ERNESTO CHE GUEVARA
ROSARIO. 14 de JUNIO de 1928

Crecí en una casa donde su imagen y su presencia nos era familiar.

Esa foto donde mi papá juega en el torneo «Capablanca In Memorian» en Cuba y el Che observa («casi como una aparición», al decir de Manuel Vazquez Montalbán) …fotos, anécdotas y objetos… una caja de habanos, un papel de su escritorio con esa letra pequeñita donde anotó alguna dirección, las partidas de ajedrez con mi padre hasta la madrugada en el Ministerio de Industrias de La Habana…

La casa de su papá en el barrio de Miramar en la isla, Ana María Erra, sus hermanos, sus sobrinos… familia… éso fueron siempre para nosotrxs : familia.

La Habana. Torneo «Capablanca In Memorian.
Mi papá, el Gran Maestro Internacional, Héctor Decio Rossetto, juega una partida. El Che observa.
Después vendrían los encuentros a solas y las largas charlas hasta la madrugada.

 

Cuando el papá del Che, don Ernesto Guevara Lynch, venía a Buenos Aires siempre compartíamos una almuerzo o una cena. Casi siempre nos reuníamos en casa de mi tía postiza Ketty Zamora, donde él y mi viejo recordaban las anécdotas del Che que, a veces era nombrado como Ernesto o, incluso, Ernestito cuando surgían las historias del niño en Misiones o Córdoba.

 

En mi escritorio se ve este pequeño cuadro donde el Che juega una partida contra dos compañeros. Debajo se ve el mapa de La Habana.
Mi papá nos contaba de lo bien que desarrollaba las partidas. Era un jugador de Primera Categoría.

A BOLA de NIEVE: «¡VIVA TU ALEGRÍA TERRESTRE. SALUD A TU CORAZÓN SONORO!» PABLO NERUDA

Noches pasadas, estando en casa con Cecilia Todd, le mostré una tarjeta de Bola de Nieve, enviada a su familia desde Europa donde estaba de gira, que me fuera regalada por su hermana Raquel. Tanto le impactó a mi amiga venezolana que la fotografió con su móvil y se la envió a Silvio Rodríguez.

Esa tarjeta, en más de veinte años, no había salido nunca de mi cajón dedicado a Cuba.
Pensé entonces «tal vez Ignacito deseaba volver un rato a su isla».

Aquí pues IGNACIO VILLA FERNÁNDEZ más conocido como «BOLA de NIEVE» escribiendo a sus hermanos desde Venecia.


Foto: Con Raquel en los jardines del Hotel Nacional de La Habana

¿Sabías que «Bola de Nieve» fue la única obra en calle Corrientes con un elenco de raza negra y habla castellana?

Foto: Oscar Balducci