16 de SEPTIEMBRE : 1955 LA FUSILADORA / 1976 LA NOCHE de los LÁPICES
NO VOLVERÁN a QUITARNOS la ALEGRÍA
Los recuerdos de aquel día son apenas unas pocas imágenes y algunas frases. Mi madre temblando, intentando servir el mate cocido sin poder acertarle a la taza. Una vecina gritando «están bombardeando la Plaza, desde la terraza se ve». Yo misma chiquita agarrada a la pollera de mamá viendo los aviones que emergían de una nube de humo lejana, giraban, pasaban por sobre nuestras cabezas en los monoblocks de la calle Curapaligüe y volvían hacia la nube oscura para aumentar el horror.
Escucho un susurro espantado… «corren ríos de sangre» y yo me imagino exactamente éso…»ríos de sangre»… ay, la incierta memoria de los niños…
Por la noche tarde, ya en mi cama, escuché llegar a papá y me asomé al pasillo al cual daba mi cuarto, tenía el dobladillo de los pantalones mojados y pensé en esos ríos… aunque esa noche probablemente llovía.
Las imágenes que una niña graba en su mente son imprevisibles pero permanecen por siempre.
Sólo puedo decir que los rostros imaginados de aquellos asesinos se repitieron dos décadas después como si fueran los mismos, o tal vez lo eran y que, como entonces, ellos pensaban que la mentira vencería… pero ¡NOSOTROS AÚN ESTAMOS AQUÍ Y NO OLVIDAMOS!
No tengo registro en mi memoria de ese horror. Y sí, según leí, en uno de esos aviones iba Massera… ¡Siempre son los mismos! ¡Aunque se escondan detrás de otros apellidos!
No tengo registro en mi memoria de ese horror. Y sí, según leí, en uno de esos aviones iba Massera… ¡Siempre son los mismos! ¡Aunque se escondan detrás de otros apellidos!
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